viernes, 16 de julio de 2010

El Espectador Privilegiado


Cuando ves una obra de teatro, una película o cualquier otra representación de la realidad, por muy cerca que estés del escenario o por mucho que empatices con los personajes, no dejas de ser un mero espectador de una realidad externa.

Es importante diferenciar el actor del personaje. No es lo mismo hablar de Christian Bale que de Batman. Cada uno pertenece a un universo distinto.
Los personajes (que no los actores) de cualquier obra viven en un mundo que, desde nuestra realidad es algo ficticio pero que para ellos es algo tangible y perfectamente real. Ocurre que nosotros, los meros espectadores, lo vemos desde un nivel superior y no sólo sabemos que vemos una realidad que es externa sino que, además está conducida por un guión que dicta el comportamiento de los personajes.
Transportándonos al nivel de estos, ellos sienten que sus acciones y decisiones proceden de su propia voluntad, aunque los meros espectadores sabemos que no, pues un guión desde el nivel superior los condiciona.